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 La corta vida de la Ruta-111 

Diario La Rioja, Diciembre 16, 2021

Ángel de Pablo
ADSC en la Rioja

Ángel de Pablo - expresidente ADSC

• Habría que preguntarse si un establecimiento habitado por gente mayor es un negocio o si lo suyo es una labor social

• La única solución es la compensación por distancia o por baja población

En el mes de abril, este diario se hizo eco, con un amplio reportaje, de la apertura de un establecimiento de alimentación. Este hecho es habitual en muchos municipios, pero no en los pequeños. Un acontecimiento que, además, mereció el desplazamiento por la N-111 de un equipo de TVR para realizar un reportaje. La apertura de una tienda en Villanueva de Cameros, a la que pusieron por nombre Ruta 111, por encontrarse al pie de la carretera nacional, es algo excepcional. En pueblos de muy pocos habitantes es más habitual la pérdida, todas las pérdidas.

Es probable que el periódico no informe del próximo cierre del establecimiento, algo ya no tan excepcional. Sin embargo, que sea habitual, no quita para que debamos preguntarnos los motivos de la tan corta vida de la Ruta 111. En primer lugar habría que preguntarse si un establecimiento de este tipo es un negocio o realiza una labor social. Este último caso está fuera de toda duda en pueblos de muy pocos habitantes, con gran parte de ellos de edad avanzada y que tienen dificultad para desplazarse a otros municipios a realizar compras por no disponer de vehículo propio ni existir una red de transporte público adecuada a sus necesidades. Para que sea negocio, la diferencia entre ingresos y gastos debe resultar lo suficientemente positiva para que permita, al menos, un pequeño beneficio.

Los pueblos pequeños únicamente tienen población para que este tipo de establecimientos pueda subsistir durante un par de meses en verano. El resto del año puede que algo los fines de semana. Por tanto, puede suponerse que los ingresos serán más bien escasos. En este sentido, tanto los que viven habitualmente como los que lo hacen de forma esporádica, deben procurar realizar parte de sus compras en los establecimientos locales. Esto debería aplicarse también a las ciudades.

En el capítulo de gastos nos encontramos con dos grandes inconvenientes. En primer lugar el desplazamiento hasta Logroño, donde está todo, para abastecer el establecimiento. ¿Por qué está todo en Logroño? Porque así lo han querido las políticas llevadas a cabo desde hace décadas. También porque no se permite la venta directa local de pequeños productores a pesar de que la legislación europea y estatal lo permiten. En segundo lugar están los impuestos, en los pueblos pequeños se paga lo mismo que en las ciudades, pero no hay las mismas oportunidades. Esto es aplicable a todo tipo de actividades, construcción, rehabilitación, etc. Volviendo a la pequeña tienda, sólo la cuota de autónomos (con un mínimo cercano a 300 €) supone una barrera difícil de superar con sus limitados ingresos. Sin embrago, la pequeña tienda es muy grande para la mayor parte de los habitantes del pueblo.

La única solución es la compensación por distancia o por baja población. Una compensación a través de rebajas de impuestos (IVA, sociedades, IRPF, cuotas seguridad social) como se hace en Canarias y como propone la Unión Europea para las zonas con poca población (menos de 8 hab./Km²) como ocurre en más del 60% del territorio de La Rioja. Esto no es nuevo, ya lo reclamos desde Serranía Celtibérica en un artículo de opinión publicado en este mismo periódico el 23 de diciembre de 2016.

Desde Serranía Celtibérica venimos demandando que se aprovechen las oportunidades que ofrece la Unión Europea para lograr el equilibrio económico, social y territorial de las regiones que la integran. Oportunidades para las zonas que cumplen ciertos criterios (entre ellos baja densidad de población), zonas que no tienen por qué coincidir con unidades administrativas. Agrupaciones de municipios con criterios europeos como las 10 SESPAS definidas por el Instituto de Investigación Serranía Celtibérica que pueden lograr una igualdad de oportunidades y que pueden sentar las bases para que la vida en las zonas menos pobladas sea posible. Insistimos con más fuerza ahora porque en pocos días se van a cerrar acuerdos para el próximo periodo 2022-2028 y nuestras zonas rurales no disponen de tiempo de espera.

La sociedad en general y los políticos en particular, tenemos que decidir qué modelo territorial queremos: equilibrado con igualdad de oportunidades o concentrado en unas pocas grandes ciudades donde muchas personas malviven. Tenemos que dejar de jugar con la gente y decir las cosas claras para obrar en consecuencia. Los miles de millones de euros que dicen dedicar a la lucha contra la despoblación, no es tal, no se dedican a fijar población. Por ejemplo, la instalación de grandes parques eólicos, ocupan y vacían pueblos como antes lo hizo la repoblación forestal y la construcción de pantanos. En La Rioja tenemos buenos ejemplos. Mansilla y Pajares han mantenido el nombre al menos, Los Molinos ni eso, la historia se repite. Energía sostenible sí, pero no a costa del mundo rural para beneficio del urbano y las grandes empresas.

Seguimos esperando el momento en el que aparezcan dirigentes que arriesguen y apuesten por el bien de todos, también de los pequeños, sólo hay que aprovechar las oportunidades existentes, que las hay, como queda dicho. Puede que sea tarde para la pequeña tienda de Villanueva, para muchos pueblos pequeños, pero no para otros. Pedimos dirigentes valientes y a las personas que quieren un mundo rural vivo, que alcen la voz, que pidan lo que es justo.

Ángel de Pablo 

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Diario La Rioja


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